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Alabados los libres de esta tierra siempre en guerra.
Sean grandes los tiempos del amor en la verdad.
Nada quiero en virtud de los que sueñan atrapados,
yo busco en la gran memoria del que tiene y da lo más- Los abuelos de la Nada

La cobardía en el sueño, la huida del espíritu, la pobredumbre del ideal, el abrazo de valores circunstanciales, la asimiliación de ser un sujeto definido básicamente por lo circunstancial, el miedo a la pelea, el miedo a la gloria, la excusa del paso del tiempo, el lloriqueo con respecto a la vejez, el viejo desligado de lo sabio, el joven desligado de lo intrépido, el follar sin flores aromáticas, el caminar sin ritmo autogenerado, el recubrimiento de los gritos cósmicos, el intento de encerrar el cosmos en una jodida caja de presupuestos, la bajeza del estándar, la incredulidad del cínico, la autosatisfacción del asustadizo, la aprobación del hipócrita, la naturaleza del veneno,  el veneno debajo de la lengua humana, el doble estándar, el triple estándar, ningún estándar en términos generales, la putez del paraíso que  no termina de conformarse, el sintético paraíso puto que construimos cimentándole en ridiculez, el humor de lo huachafo, el desprecio hacia el justo, lo ancho y accesible de un camino generado para fracasados hombres vaca camino hacia el matadero, el fracaso de no intentar y el llanto de vivir como un muerto: nada de esto en este pequeño pero creciente espacio, nada de esto frente a mis ojos, donde me paro yo se irgue el estandarte de lo inquebrantable.

Se acabó el tiempo de los niñatos compulsivos en lo apacible de su cueva. Las barreras se van abriendo, la nueva república va penetrando en difíciles campos, los embajadores perseguidos, los cobardes abusan y gozan al máximo de sus últimos minutos de ventaja. Van a rodar cabezas, y de ellas brotará la nueva luz del mundo.

Con las mejores aseveraciones para este cambio de frecuencia,
Cyrus